jueves, 23 de septiembre de 2010

Ayer a la tarde, mientras miraba fuerte la heladera tratando de que apareciera comida, recordé un sueño que había tenido la noche anterior: el sueño era yo comiendo una manzana. Fin. Y cuando lo recordé, dije en voz alta "sueños de mierda tengo, cómo voy a soñaresa pelotudez, con todas las posibilidades que hay en el mundo de los sueños yo voy y me como una manzana".
Pero cachat
e esta.
Anoche soñé amor. Soñé un primer beso con alguien. Una historia de amor sencilla. Un abrazo. Era un amor simple. Todo simple. No había malos entendidos ni había histeriqueos. Él sonreía, y yo también. Él me decía "¿querés que volvamos a vernos?", y yo leía en esas palabras un gestoromántico, porque realmente lo era: en sus ojos se notaba que hablábamos de amor. Yo le decía que "sí, claro". Y nos mirábamos y no necesitábamos mieles que endulzaran el momento, ni necesitábamos apodos cursis, porque los dos somos medio cínicos, y cualquier "cuchi cuchi" nos quedaría espantoso y fuerade lugar. Y se sintió tan real, tan asquerosamente real, que cuando abrí los ojos no terminaba de entender que era un sueño. No quería creer que había sido un sueño. Pero sí. Un sueño. Nada mas. Pero soñé amor: hacía mucho tiempo que no soñaba amor.